Mantener una vivienda fresca durante los meses más calurosos puede representar hasta un 10 % del consumo energético total, y no solo tiene un impacto ambiental, sino también económico en la factura de luz. Muchos equipos de aire acondicionado están diseñados para soportar picos de calor extremos, pero rara vez se necesita su capacidad máxima. Esta sobredimensión provoca que, en condiciones normales, se gaste más energía de la necesaria.
Para disminuir el consumo sin perder comodidad, es recomendable adoptar hábitos inteligentes. Cerrar persianas y cortinas durante las horas de mayor radiación, ventilar en los momentos más frescos del día y evitar el uso simultáneo de aparatos que generen calor (como hornos o lámparas incandescentes) son acciones sencillas que ayudan a mantener la temperatura interior más baja. Igualmente, programar los equipos de refrigeración a temperaturas moderadas, en lugar de forzar al máximo su potencia, evita picos de consumo innecesarios.
Antes de instalar o renovar un sistema de climatización, es importante analizar las características del espacio: orientación, tamaño y nivel de aislamiento. No todos los equipos ofrecen la misma eficiencia. Hay soluciones que emplean energías renovables, como los sistemas de refrigeración solar, los cuales aprovechan la radiación solar para generar aire frío. También hay alternativas como los sistemas evaporativos, de bajo consumo, que reducen algunos grados la temperatura en ambientes secos.
Otro aspecto clave es el mantenimiento. Limpiar filtros, revisar el gas refrigerante y asegurarse de que las unidades no estén obstruidas alarga la vida útil de los aparatos y mejora su rendimiento. Complementar el uso del aire acondicionado con ventiladores, preferiblemente de techo, puede generar sensación de frescor sin incrementar de forma significativa el gasto eléctrico.
En Orbiam Puig Inmobiliaria consideramos fundamental que cualquier mejora en el hogar contemple tanto el confort como la eficiencia energética. Asesorarse con profesionales permite elegir el equipo adecuado, optimizar su instalación y reducir costes a largo plazo. Pequeñas decisiones—desde la correcta programación hasta el aprovechamiento de la energía solar—marcan la diferencia en la forma en que enfrentamos el calor sin comprometer el consumo.